Uno de cada diez pacientes que acude a Atención Primaria presenta alguna enfermedad sugestiva de ser alérgica

Nota de prensa

Uno de cada diez pacientes que acude a Atención Primaria presenta alguna enfermedad sugestiva de ser alérgica

A pesar de que uno de cada diez pacientes que acude a la consulta de Medicina de Familia presenta alguna enfermedad sugestiva de ser alérgica, «estos profesionales no reciben formación sobre alergias respiratorias ni en pregrado ni en posgrado», señala el Dr. Antonio Valero, jefe de Alergología del Hospital Clínic y coordinador del curso. Sin embargo, dada la alta prevalencia de estas patologías (entre el 20 y el 25 por ciento de la población) resulta necesario que desde Atención Primaria los médicos sean capaces de identificarlas y tratarlas, además de conocer cuándo y cómo hay que derivar al paciente”.

Éstas han sido algunas de las conclusiones vertidas en la segunda edición del ‘Curso ERA. Enfermedades Respiratorias Alérgicas para Medicina de Familia’, organizado por Área Científica Menarini con el objetivo de actualizar a los médicos de Atención Primaria en el conocimiento, diagnóstico, tratamiento y posicionamiento de la enfermedad respiratoria alérgica en las guías de asma/rinitis, así como en la correcta derivación para el estudio etiológico del paciente.

Según el Dr. Valero, «entre el 20 y el 50 por ciento de las personas con alergia respiratoria son asmáticas. De la población con asma el 70% son de origen alérgico y por lo tanto, susceptibles de un estudio alergológico adecuado para identificar su causa”.

Las enfermedades respiratorias alérgicas, un reto para la Atención Primaria

La Atención Primaria es el pilar del sistema sanitario público, por esta razón, y según subraya la Dra. Zoe Herreras, médica de familia en el CAP Comte Borrell de Barcelona CAPSBE y coordinadora del curso, «la mayoría de las personas afectadas por problemas respiratorios relacionados con causas alérgicas consultan primero a Medicina de Familia y Pediatría». Para la Dra. Virginia Bellido, alergóloga en el Hospital El Tomillar de Sevilla y secretaria científica del curso, «estos profesionales poseen un amplio conocimiento de la patología respiratoria alérgica, pero es cierto que cuentan con menos tiempo para atender a los pacientes y menos medios para llegar a un diagnóstico etiológico y un posterior tratamiento».

El Dr. Valero también ha hablado sobre las dificultades a las que se enfrentan a la hora de sospechar que la patología pueda ser de tipo alérgico, aunque aclara que, «son capaces de tratar sin problemas los síntomas de las alergias respiratorias como la rinitis, el asma o la conjuntivitis». En su opinión, “es más frecuente que padezca asma la población alérgica a ácaros, epitelios (perro y gato) y mohos (alternaria) siendo en este caso un asma persistente perenne, a excepción de los epitelios ya que depende de cuando exista la exposición. En las personas con alergia respiratoria por pólenes, el porcentaje de sujetos con asma depende de la duración y de la cantidad de polen a la que se expongan (presión alergénica)”.

En el transcurso de la jornada, la Dra. Mónica Antón, Coordinadora del Comité de Alergia a Alimentos de la SEAIC ha tratado el tema de este tipo de alergias en el paciente respiratorio. Cualquier alimento puede producir reacciones alérgicas, pero los más frecuentes son la leche y el huevo en los menores de 5 años, y las frutas, frutos secos y mariscos en los adultos”, ha manifestado. “La alergia alimentaria suele preceder a la alergia respiratoria y puede ser un factor de riesgo de rinitis alérgica y asma, convirtiéndose en un marcador clínico relevante de asma atópica grave”, asegura para añadir que, “la presencia de asma coexistente puede aumentar los síntomas potencialmente mortales que se producen durante una reacción alérgica a los alimentos”.

La importancia del diagnóstico

En el transcurso de la sesión también se ha puesto de manifiesto el papel destacado que juega el médico de familia en lo referente al diagnóstico, ya que se trata del primer profesional que ve al paciente, el encargado de enfocar su patología y el que puede llevar a cabo un tratamiento sintomático mientras el paciente es valorado por el especialista.

La enfermedad alérgica se origina por una causa multifactorial, puesto que no se pueden identificar los factores de riesgo como la única causa de esta patología. Entre algunas figuran «la susceptibilidad genética, los hábitos dietéticos, el acceso a la salud, la exposición a los alérgenos, la contaminación o el tabaquismo, entre otros», puntualiza la Dra. Bellido.

En cuanto a los síntomas, los más frecuentes son los síntomas nasales, recuerda el Dr. Valero, «como el picor de nariz, estornudos repetitivos, producción de mucosidad acuosa, obstrucción nasal, y picor, enrojecimiento y lagrimeo de ojos». A nivel bronquial, «pueden aparecer pitidos, opresión del tórax, sensación de falta de aire y, en algunas ocasiones, también tos», añade. La rinitis y la conjuntivitis son las manifestaciones más comunes entre los pacientes que presentan enfermedades respiratorias alérgicas, «más del 95 por ciento de los sujetos con alergias respiratorias sufren rinitis y se les asocia conjuntivitis al 60-70 por ciento de los pacientes», concluye.

Los facultativos también han hecho hincapié en los problemas de adherencia a los tratamientos prescritos, poniendo en valor la figura de los profesionales de enfermería que son los encargados del control de esta adherencia. En este sentido, la Dra. Herreras ha manifestado que, “siendo la rinitis una enfermedad crónica, muchos pacientes abandonan el tratamiento, por lo que es importante hacer seguimiento para reforzar la adherencia, detectar si el medicamento es eficaz y, si no es el caso, ir subiendo en la escala terapéutica».

En referencia a las alergias alimentarias, el tratamiento consiste en evitar el alimento y disponer de una medicación de rescate para tratar una eventual reacción, “que incluye la adrenalina en los pacientes que ya han sufrido anafilaxia con anterioridad o presentan riesgo de sufrirla”, asegura la Dra. Mónica Antón que añade que, “la dieta de evitación supone una vigilancia continua, pero, aun así, pueden aparecer reacciones alérgicas accidentales impredecibles en cuanto a su aparición, gravedad y desenlace, lo que genera incertidumbre, ansiedad y estrés, y afecta negativamente la calidad de vida y las relaciones sociales del individuo alérgico y de todo su entorno familiar. El desarrollo de opciones terapéuticas curativas en los casos de alergia a alimentos, como la inmunoterapia, reducirá su impacto psicosocial negativo”, concluye.

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